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El Martí que yo conocí y amé

El Martí que yo conocí y amé   Sé que para muchos es difícil creer que hoy sea yo quien cuente esta historia, pero han sido tantas las lágrimas que por Martí he derramado, han sido tantos mis sueños para con él confortarlos, que no sé “si mi alma  trémula y sola” o el corazón que vierte su pena descansarían en paz “por frío o por amor alguna vez”.

  ¡Le agradezco tantas cosas…! haberme enseñado a amar de la forma  más pura e ingenua( amar callada), haberme enseñado a respetar al hombre “que quiera, sirva, hable con finura y trabaje,” me mostró una “ libre y virtuosa forma  de trabajar” para no tener que “vender la libertad  de mi corazón por  la mesa o por el vestido”.

  Lo vi enfermo tantas veces  “ y hubiese deseado tanto poner mi mano en su frente cuando tenía la cabeza encendida”, pero mis respetos por él fueron siempre tan grandes como el “cerezo inmenso  del central Valley con sus ojos y brazos” que acarician y enamoran el aire. Y lo vi llorar, con los ojos secos y el corazón encharcado recordando “ su padre profundo con la cabellera de plata  “o mirando” la copia que hizo el pintor de la hermana que adoró” y acariciando la trenza que llevó  escondida en aquella caja de oro.

   ¿Y por mí lloró alguna vez?... Lo miré  derrochando sencillez  en aquellos versos que solo sus amigos saben cómo le salieron del corazón y cómo se fueron  convirtiendo estos  en su refugio divino, siendo fiel con él mismo.

“Yo visité anhelante los rincones donde a solas  estuvieron él y su amante  retozando con las olas”…su Carmen  cómo la amó…y en mi mente está el recuerdo  de verlo con su mujer pasar por el mirador siendo felices los dos.

  ¿Y a mi lado fue feliz? Con qué ternura y amor “espantado de todo” se refugió en su pequeño Ismaelillo demostrándole  su amor a pesar de la separación y  con la entrega que lo fue haciendo hombre  de bien convirtiéndolo en el  “modelo de un Dios” prefiriendo  “verlo muerto a verlo vil”.

 Le agradezco aquella tasa de té o el café que compartimos hablando de sus amigos: Céspedes, Agramonte, Maceo, la fuerza revolucionaria de Mariana Grajales, de lo que le enseñó Rafael María de Mendive, lo que fue el           “General Gómez” y la inteligencia de José de la Luz  y  Caballero, de los que llevó en sí  la profundidad del dolor, el empeño y el amor por causas justas.

Pero nada igual a nuestro romance, ese que enarbolamos  aquella noche de invierno, que provocaron  mis labios  la tentación y el deseo, ese que vivimos juntos, llevándome de la mano  a aquel paraíso escondido bajo letras, sueños, pensamientos, nostalgias… Fue allí donde con besos  entretejió una hiedra para secar la gota  que rodó en mi mejilla al decirme algún día “ si no me vuelves  a ver pon un libro  sobre tu pecho, porque ahí estaré enterrado yo, si muero donde no lo sepan los hombres…ESPÉRAME.

        

  Olica Mayara García Martín es mi sobrina de 13 años que cursa el séptimo grado en la ESBU Tania La Guerrillera. Ella presentó este cuento en el concurso Leer a Martí y resultó ser la ganadora. Me lo mandó como un obsequio y no pude tener mejor regalo.Por eso lo pongo a consideración de todos los que tienen fibras martianas.

             

3 comentarios

Frank Esteban -

Lástima que haya gente de tan poca sensibilidad, esos son los que carecen de las enseñanzas del maestro. Martí dijo El que tiene mucho adentro necesita poco afuera, por eso siento lastima de quienes un alma tan escasa.

Pastor -

A mi se me cayeron las lágrimas. No tanto por el cuento, confieso, que carece de creatividad. Por el alma de esa pobre niña, sometida, creyente de los dioses que le pintan los cerebros siniestros de la dictadura. Marti, Cienfuegos, Che Guevara, sólo mitos engendrados por los que necesitan sus dioses para manipular y seguir sometiendo al pueblo.

Yainé -

Saludos afectuosos, bello escrito el de esa niña, me ha emocionado mucho, es una forma hermosa de describir el alma del maestro Martí, felicitaciones para ella y para esta blog.