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El peor desliz

El peor desliz Las personas a veces se valen de las mentiras para encubrir sus faltas o para sobresalir entre los de su edad, creyendo que de esta forma lograrán una mayor aceptación. Espero que tú no sea uno de ellos, pues entre los sentimientos y procederes humanos más nefastos encontramos la mentira, que puede definirse como una forma parcial o total de ocultamiento de la realidad. Mentir puede ser una forma de intensificar un conflicto, en vez de atenuarlo, y está usualmente considerado como el peor desliz de una persona.

 La tolerancia de la gente con los mentirosos es normalmente muy pequeña, y a menudo sólo se necesita ser cogido contando una mentira para que te pongan la etiqueta  y no ser más de confianza.
 
Un mentiroso se diferencia de una persona que dice la verdad en el hecho de que el mentiroso quiere esconder la verdad mientras que el otro la quiere revelar. Un mentiroso debe tener siempre en cuenta la verdad para que al menos no se le vaya a escapar por accidente.

Pese a que las mentiras estén mal vistas, se ve como algo normal considerar que hay mentiras peores que otras, esto se ve mucho en las escuelas, tanto internas como externas, en las que se miente acerca del causante de un robo, de un fraude o de un comentario mal intencionado.

Se debe tener mucho cuidado pues llevados por la inseguridad y desconfianza en nuestra capacidad de ser aceptados tal como somos, podemos caer en la tentación de adornar aquí y allá nuestra historia y nuestras habilidades, de forma que causemos una impresión favorable en las demás personas. Por ejemplo, en ocasiones los jóvenes cuando están en grupo suelen referirse a más proezas sexuales de las que realmente han tenido, y hasta se retan en su capacidad viril, o una madre puede hacer que su hijo mejore las notas y apruebe cursos con el fin de que aparezca como una madre exitosa, con un hijo bien educado.

Mentir es un recurso fácil de valer sin tener que pasar por esfuerzos ni penurias, aunque el precio que se corre es la posibilidad de ser descubierto. En esto sucede algo similar a la persona que lanza rumores falsos para disminuir a las personas que envidia: puede ser descubierto y la conducta desvelada, ir en su contra desprestigiándolo ante  los que quería influir.

Mientras que la persona sincera no tiene que vigilar la versión que da de sus anécdotas y los episodios vividos, porque los transcribe al dictado de su memoria, en cambio el mentiroso debe controlar qué versión da de su historia, para que resulte coherente con la escuchada por cada persona ante la que ha presumido.
 
El hábito de mentir se puede transformar en un trastorno de la personalidad. Este afán por impresionar está basado en la imperiosa necesidad de resultar valiosos y geniales por medios tramposos, ya que por los naturales de la simpatía y ser espontáneos dudan el poder conseguirlos.

 Lo cierto es que no se conforma con ser una persona cualquiera, sino que desea ser siempre una personalidad de primera magnitud, de esas que los demás admiran embelesados y envidiosos.

Jugar limpio, ser naturales, es el mejor camino para ser aceptados por los demás. Lo primero es que nos acepten aun siendo humildes sencillos y hasta mediocres.

Una vez conseguida esta aceptación básica entonces se pueden intentar el asalto al mérito, que ya no será un mérito agresivo (de esos que aunque la persona valga mucho, nos da igual, porque nos cae antipática), sino un afán de darnos más, de buscar una mayor cualidad, de jugar más fuerte, una activa entrega para participar, colaborar, sugerir y animar la vida social, familiar, los equipos de trabajo, los grupos de amigos o la excelencia profesional.
 

2 comentarios

Costa Rica -

La mentira institucionalizada por el cruel dictador de barba es la peor de las mentiras. Besos libres a todos.

Andrés Goenaga -

La mentira jamás puede ser la solución a los problemas, cada día los seres humanos debemos tener retos y enfrentar las adversidades, mentir es darle la espalda a la realidad