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La leyenda de Pegaso

La leyenda de Pegaso

Adoro la mitología griega y ese amor nació mientras estudiaba licenciatura en Español y Literatura en el Instituto Superior Pedagógico de Pinar del Río, allí tuve los mejores profesores del mundo, recuerdo con especial cariño a Haymé Rivera, Nery Carillo, Teonila Álvarez, Idalberto Rogríguez, y el profe de Psicología Pulido, quien merece una crónica aparte.

Lo cierto es que ellos ayudaron a formarme integralmente, y es que la labor del maestro nunca cesa. Siento añoranza cuando vienen a mi mente los viajes a La Habana con Haymé,ella siempre tan elegante y distinguida, atenta con todos, llevàndonos a museos, galerías y hasta enseñando qué vestuario usar para ir al teatro o una actividad informal.

Conservo intacta en mi mente a Nery Carrillo, siempre inculcando su amor a José Martí, a la literatura cubana, a nuestras raices y a  Idalberto y a Teonila, ocupados en llenar nuestro espíritu, ayudando lo mismo a pagar una deuda o participando de una excursión a la playa, en la que los comestibles eran escasos pero el corazón rebosaba de alegría.

Qué decir de Carolina Mora, la profesora de literatura universal: seria, distante pero a la vez llena de magia, con aquella memoria excelente y su encanto para llevar mitologia hasta al alumno más desinteresado.

Desde aquella etapa Casiopea, Prometeo, Hércules y todos los dioses de la mitologia griega me acompañan, en ocasiones, por las noches, miro el cielo y aun intento buscar en las estrellas a esos dioses perdidos en las constelaciones.

Ahhh, de vez en cuando también le cuento estas bellas historias a mi hija, que tiene 17 años, estudia teatro en una escuela de arte y tambien se siente fascinada ante lo desconocido.

Por cierto, anoche, combatimos el desvelo comiendo fritas de malanga a las dos de la madrugada, muy cerca una de la otra en el sofá, compartiendo el aire del ventilador, y mientras la escuchaba contarme sus cuitas amorosas le dije que tenía que hacer como Pegaso, sacar sus alas  y echar a volar.

Aquí te dejo algo de lo que aun recuerdo de Pegaso, quizas te sea interesante.

Pegaso es un caballo alado. Su nombre proviene de la palabra griega phgh, que significaba manantial, pues se decía que había nacido en las fuentes del Océano.

Hay varias versiones de su nacimineto. Por un lado se decía que había nacido del cuello de la Gorgona, cuando Perseo la mató en el mar. En esta perspectiva, resulta que su padre es Poseidón, y Crisaor su hermano gemelo.

Otra versión sostiene que nació en la tierra, fecundado por la sangre derramada de la Gorgona, cuando Perseo la mató.

Una vez que nació, Pegaso fue al Olimpo, donde se puso a las órdenes de Zeus, al llevarle el rayo.

El papel de Pegaso más importante es en la leyenda de Belerofonte, sobre la que hay diversos argumentos. Por un lado, se decía que Pegaso había sido regalado a Belerofonte por la diosa Atenea (diosa de la sabiduría), pero según otras historias fue Poseidón el que dio el caballo a Belerofonte. También se contaba que el héroe lo había encontrado, cuando bebía en la fuente de Pirene.

Fue gracias a Pegaso que Belerofonte pudo matar a la Quimera y lograr por sí solo la victoria sobre las Amazonas.

Cuando Belerofonte muere, Pegaso volvió a la morada de los dioses. Tiempo después, se dio el concurso de canto que enfrentó a las Musas con las hijas de Píero. El Monte Helicón estaba muy complacido por la belleza de las voces, por lo que empezó a crecer amenazando con llegar al cielo.

Al ver el peligro, Poseidón le ordenó a Pegaso que fuera y golpeara a la montaña con uno de sus cascos para ordenarle qe volviera a su tamaño normal, a lo que la montaña obedeció dócilmente. Pero, en el lugar donde Pegaso la había golpeado brotó la Fuente Hipocrene, o Fuente del Caballo.

Por último, Zeus lo convirtió en Constelación, para que fuera eterno. Cuando esto sucedió, un pluma de sus alas cayó cerca de Tarso, y así la ciudad adoptó su nombre.

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