Durante muchos años, mi vida había sido de "esperas".
Esperaba tener un mejor trabajo.
Esperaba que la gente me comprendiera.
Esperaba que mis hijos, mi esposo, mis amigos me
Amaran.
Esperaba que mis negocios fueran mejor.
Esperaba... esperaba... esperaba...
Y así después de tanto esperar, un día como cualquier
otro decidí triunfar...
Decidí no esperar a las oportunidades, sino buscarlas
yo mismo.
Decidí no tener oportunidades, sino tener ya
realidades concretas.
Decidí ver cada problema con una solución ya
encontrada.
Decidí ver cada desierto con un hermoso oasis en
medio.
Decidí ver cada noche con la inmensa luz de las
estrellas.
Decidí ver cada día como el inicio de un periodo de
felicidad.
Aquel día descubrí que mi único rival solo eran mis
propias debilidades, y que la única forma de
superarlas era decidiendo que ya no existían.
Aquel día dejé de temer a perder y decidí que ya había
ganado.
Aquel día descubrí que no era el mejor, simplemente
era único.
Aquel día me dejó de importar quién ganara o perdiera,
simplemente comencé a saber que lo que quería ya
estaba conmigo.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino
Jamás dejar de subir.
Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener
el derecho de "Amar".
Descubrí que el Amor es más que un simple estado, "el
Amor es la filosofía de la vida".
Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos
triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz
en este presente.
Aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar
el camino de los demás.
Aquel día decidí cambiar tantas cosas...
Aquel día aprendí que los sueños son solamente una
realidad, cuando decides que lo sean.
Desde aquel día ya no duermo para descansar...
Ahora simplemente duermo para soñar...
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